🌊 “El mar se salió”: Olas gigantes arrasan Puerto Vallarta por el huracán Priscilla 🌊
| |Puerto Vallarta amaneció con un espectáculo tan impresionante como peligroso.
Aunque el huracán Priscilla se mantiene lejos de la costa jalisciense, su furia alcanzó al puerto con olas de hasta cinco metros de altura, que invadieron el Malecón, inundaron calles del centro y dejaron una postal de destrucción bajo un cielo despejado y un calor sofocante.
Desde las primeras horas de este martes 7 de octubre, el mar se salió literalmente: la marejada ciclónica arrastró arena, rocas y mampostería sobre el emblemático paseo vallartense, cubriendo zonas recién remodeladas y obligando al cierre total de playas y vialidades.
“El impacto comenzó a las 6:30 de la mañana, con olas que alcanzaron hasta cinco metros”, confirmó Misael López Muro, director de Protección Civil y Bomberos. “Aunque el fenómeno estaba lejos, su fuerza fue suficiente para causar daños serios”.
Las imágenes se volvieron virales: el agua golpeando el “Caballito”, el icónico símbolo del puerto, mientras maquinaria pesada retiraba escombros y la Marina aplicaba el Plan DN-III junto a brigadas municipales.
Las zonas más afectadas incluyen el Malecón, la presidencia municipal, playas Camarones, Olas Altas, Holiday Inn y la desembocadura del río Cuale.
Autoridades locales evalúan daños para solicitar una declaratoria de emergencia federal, ante la magnitud del deterioro en la principal franja turística.
Aunque no hay lesionados, se mantiene bandera roja en todas las playas y cierres viales en avenidas clave como Francisco Medina Ascencio y Morelos.
El huracán Priscilla, actualmente categoría 2 con vientos de 155 km/h, continúa desplazándose hacia el noroeste, pero sus efectos seguirán sintiéndose en el estado durante las próximas horas.
Las autoridades reiteran el llamado:
🚫 No te acerques al mar.
🚗 Evita calles inundadas.
🧒 Mantén vigilancia sobre niños, adultos mayores y mascotas.
Puerto Vallarta enfrenta ahora el desafío de limpiar, reconstruir y reforzar su Malecón, mientras las olas aún rugen recordando que la naturaleza no necesita tocar tierra para dejar su huella.